martes, 16 de marzo de 2010

1920. Sevilla tributa su más Magno Santo Entierro a Cristo. (De la antigua web El Sanedrín)

José Julio Gómez Trigo
28 de marzo a 2 de abril. El Santo Entierro Magno trastoca el programa de la Semana Santa. Llueve el Domingo de Ramos, cuando las cofradías se acercan a la Campana. No sale La Borriquita. La Virgen de la Antigua de la Magdalena, en el paso de Santa Cruz. Primera salida de Jesús ante Anás, el Martes. Gigantesco retraso de la Macarena en la Campana. El Cristo de la Clemencia participa en la procesión del Viernes Santo. Los costaleros plantan al paso del Prendimiento en su capilla.
Lo más llamativo de la cuaresma de 1920 fue, al igual que diez años antes, la preparación de una procesión Magna del Santo Entierro, a celebrar en la tarde del Viernes Santo agrupando pasos de diferentes cofradías. Por ese motivo, algunas hermandades cambiaron por ese año su día de salida habitual, con vistas a facilitar la organización del magno cortejo. Por otro lado, la subvención de ese año seguía siendo de 20.000 pesetas a repartir entre todas las cofradías.
En el capítulo de cultos y funciones internas destacaremos los que organizó la cofradía de San Isidoro con motivo de haber sido su Dolorosa nombrada Patrona de la Aviación Nacional.
La Nómina del Domingo de Ramos nos ofrece el siguiente programa: 1.-Sagrada Cena, salida a las 4 y llegada a Campana a las 6,15; 2.-Hiniesta, a las 3,30 y 6,35; 3.-Penas de San Roque, a las 3,30 y 6,55; 4.-Estrella, a las 5 y 7,15; 5.-Aguas, a las 6 y 7,35; 6.-Amargura, a las 6,30 y 7,50; y 7.-Negritos, a las 6 y 8,10, debiendo estar a las 10 fuera de la Catedral. No procesionó ese año La Borriquita, por estar acometiendo algunas reformas en sus pasos.
En la cofradía de la Sagrada Cena era novedad el canasto decimonónico que adquirióse a La Carretería (Rodríguez Espinosa, 1844) con cartelas roldanescas. También se estrenaba el manto de la Virgen, bordado por las Clarisas de Osuna. El palio estaba formado por un paño funerario de la Iglesia del Salvador y unas bambalinas antiguas cedidas por la Estrella. Este año procesionó solamente con los pasos de la Cena y de la Virgen, no saliendo el Señor de la Humildad, que ya llevaba dos sin hacerlo.

En la Hiniesta, se observa que la Dolorosa va acompañada de una imagen de San Juan que ha cedido la cofradía de San Bernardo. Se trata de una escultura anónima del siglo XVIII que para nada sintoniza en su expresión con la de Virgen, por lo cual la novedad no gozó de continuidad.
Esta primera jornada de Semana Santa resultó deslucida a causa de la lluvia, pues el sol del mediodía se fue convirtiendo en nubes y viento conforme avanzaba la tarde. Después de las ocho comenzó a caer una fina llovizna, que media hora más tarde no era cosa distinta de un violento aguacero que sorprendió a todas las cofradías en los alrededores de la carrera oficial: los pasos de la Cena volaron de Francos a la Encarnación para refugiarse en la Universidad; San Roque e Hiniesta quedaron en la Catedral, igual que Estrella y Aguas, a quienes sorprendió la lluvia a su paso por la Plaza; la Amargura se volvió a su templo desde Montesión, y Los Negritos, a punto de entrar en carrera oficial buscaron techo en San Antonio Abad, San Gregorio o El Museo, pero terminaron por meterse en San Vicente. Debido a lo rápido que entró la de San Juan de la Palma, al entrar en el templo se rompió una lanza y una mano de uno de los soldados que van en el misterio del Desprecio de Herodes.
Algo más tarde, a eso de las diez, las cofradías de La Cena, La Estrella y Las Aguas aprovecharon un claro para salir de sus refugios y encaminarse a sus templos; ni que decir tiene que dicha temeridad fue castigada por las caprichosas nubes borrascosas, y una vez más se mojaron los pasos a la vuelta. Las demás cofradías, con buen criterio no se atrevieron a salir.
Ni que decir tiene que tanto la Amargura -el Miércoles- como Los Negritos -el Jueves- realizaron en su segundo intento sus respectivas estaciones de penitencia. Como curiosidad indicaremos que la Amargura, al haber tratado de salir el Domingo, tuvo que pagar doble por repetir la salida el Miércoles.
A las 6,30 de la tarde del Lunes Santo tuvo lugar el traslado de las imágenes de San Roque, desde la Catedral a dicho templo, por haber quedado refugiadas de la lluvia el Domingo de Ramos. En el acompañamiento figuraban algunos hermanos de túnica y otros de paisano, portando cirios encendidos.
A causa de la celebración del Santo Entierro Magno el Viernes Santo, tres cofradías del Miércoles se sumaron a la nómina de este día, que con la incorporación de la nueva del Dulce Nombre queda configurado por este año con cinco hermandades:
1.-Santa Cruz, sale a las 5,30 y llega a las 7,15 a la Campana; 2.-Jesús ante Anás, de San Román, con dos pasos; sale a las 5 y llega a las 7,30 a la Campana; 3.- Los Herreros, (conocida como el Buen Fin) de San Antonio de Padua, sale a las 6 y llega a las 7,50 a Campana; 4.-Prendimiento, de la capilla de San Andrés, sale a las 7,30 y llega a las 8,05 a Campana, y 5.-Santo Sudario y Cristo de Burgos, de la capilla de Santa Inés, salida a las 7,45 y llegada a Campana a las 8,25.
A las cinco cofradías mencionadas se sumó el regreso de La Hiniesta, cuyos pasos estaban refugiados en la Catedral desde el Domingo de Ramos: salieron por la puerta de Palos a las ocho de la tarde, volviendo a San Julián algo después de la medianoche.
En la mañana de este día circuló un rumor, que publica La Unión el 30-3-1920:
"UN RUMOR. Esta mañana ha circulado el rumor de que en la tarde del Jueves Santo se declararán en huelga los costaleros por no haberles concedido las mejoras que tenían solicitada". Sin llegar a tales extremos, veremos posteriormente como uno de los pasos de la procesión del Santo Entierro, el del Prendimiento, quedó sin salir debido a un plante de este tipo.
A pesar de la amenaza de lluvia que cundía a primera hora de la tarde, las nubes, esta vez sí, dieron paso a un sol espléndido, causando el natural regocijo entre quienes a esas horas se hallaban preparando los pasos que habrían de procesionar por la tarde.
Este año, al igual que el siguiente, la cofradía de Santa Cruz tiene ocasión de procesionar un bellísimo conjunto artístico al sacar a los pies del crucificado la antigua dolorosa de la extinta hermandad de la Antigua y Siete Dolores, cedida por el cardenal Almaraz, pues se hallaba sin culto en la Magdalena.
Por vez primera procesiona este año la cofradía de Jesús ante Anás, Cristo del Mayor Dolor y Virgen del Dulce Nombre, de la iglesia de San Román, estando formada la cofradía por trabajadores de la Banca. Esta cofradía pretende ser reorganización de otra ya extinguida, de la cual toma las imágenes y los angelotes del paso de misterio. En el primer paso, sobre una canastilla cedida por las Siete Palabras, con cuatro faroles, aparece el Señor cautivo, figurando un Cristo anónimo del siglo XVII de pequeñas dimensiones. En el segundo, la Dolorosa del convento de las trinitarias, bajo palio, prestado por otras hermandades. Los nazarenos llevaban unas túnicas de ruán morado en el Cristo y negro en la Virgen, que había prestado la cofradía de La Cena. La salida de esta cofradía se retrasó en una hora, debido a la amenaza de lluvia, de modo que a las 5,30 de la tarde, aún no se sabía si se iba o no a salir a la calle. No en vano, la primera cofradía que llegó a los palcos, Santa Cruz, lo hizo a las 8,30 y no a las 8 como estaba previsto.
Por otro lado, es necesario aclarar que este año, como el anterior y los siguientes, el Cristo de Burgos sigue iniciando su estación desde la capilla del convento de Santa Inés, por estar en obras la Iglesia de San Pedro. La última en entrar fue la del Dulce Nombre, que lo llevó a cabo después de la una entre una apoteosis de público deseoso de contemplar por primera vez a la nueva cofradía que ya desde su primera salida cobra una insospechada popularidad en la ciudad. En cuanto al Prendimiento, es necesario anotar que los nazarenos de esta corporación visten por vez primera túnicas negras con capas moradas, en lugar de las sotanas blancas que vistieron hasta 1919.
En parte por la lluvia del Domingo de Ramos, y en parte por el Santo Entierro Magno del Viernes, la nómina del Miércoles Santo fue atípica: procesionaron seis cofradías:
1.-San Juan de la Palma, salida a las 4, y llegada a las 5,55 a Campana; 2.-Baratillo, salida a las 5 y llegada a la Campana, a las 6,15; 3.-Sagrada Lanzada, salida a las 6 y llegada a Campana a las 6,30; 4.-Trinidad, salida a las 4 y llegada a Campana, a las 6,45; 5.-San Bernardo, salida a las 4 y llegada a Campana a las 7,45, y 6.-Montesión, salida a las 6,30 y llegada a Campana a las 7,25. No salen Las Cigarreras ni las Siete Palabras, por aportar sus pasos para la procesión del Viernes Santo.
Una vez más, la mañana de este Miércoles Santo estuvo bajo el signo de la amenaza de lluvia. La cofradía que presentaba más novedades era Montesión, que estrenaba la túnica de tisú del ángel, así como un foco eléctrico que alumbrara a dicha imagen durante el recorrido. Asimismo, la Sagrada Lanzada había renovado su juego de insignias. A pesar de la amenaza de lluvia, el tiempo acompañó, y ninguna cofradía se quedó sin salir, si bien acumularon grandes retrasos en la Carrera oficial, pues nos cuenta La Unión (1-4-1920): "La cofradía de San Bernardo no entró anoche en la Catedral porque cuando llegó a ella ya se estaba cantando el Miserere. Por la misma causa tampoco entró la cofradía de Montesión".
Ya de regreso, la Trinidad pasó por la calle Puente y Pellón, en busca de la Encarnación, Imagen, Sol...al cruzar el primer paso, del Sagrado Decreto, por la parte más estrecha de la primera de dichas calles, salió ovacionado el capataz D.Miguel Fernández Dueñas, gracias a la limpia maniobra, que impidió que rozara ni un milímetro. Esta Hermandad, que venía acompañada de la Banda de los Salesianos regresó a su templo a la una de la madrugada, tratándose de la que se recogió más tarde.
Para no ser menos que la jornada anterior, también la nómina del Jueves presentaba alteraciones derivadas del Santo Entierro del Viernes: figuraban un total de ocho cofradías, a las que se unió la de Negritos, que desfiló en primer lugar, al no haberlo podido hacer el Domingo de Ramos por causa de la lluvia; de este modo quedó así el programa:
1.- Soledad de San Buenaventura, salida a las 4,30; Campana a las 5,30; 2,-Exaltación, a las 3 y 5,45; 3.-Valle, a las 5,10 y 6,10; 4.-Pasión, a las 5,45 y 6,40, 5.-La O, a las 5 y 7,10; 6.-San Isidoro, a las 6 y 7,30; 7.-Montserrat, a las 7 y 7,50; y 8.- Museo, a las 7 y 8,20. A estas se incorporó la de los Negritos, que salió a las 4 de San Vicente, alcanzando la Campana a las 5,10 y regresando a su capilla después de las diez.
El tiempo incierto y las nubes no ayudaron a proporcionar un Jueves Santo lúcido, pero todas las cofradías pudieron salir a su hora, y las mujeres de la mantilla negra, ni los hombres de traje no se quedaron en casa.
La del Valle estrenaba un manto para la Dolorosa, de terciopelo granate en hojilla de plata, el cual sintoniza perfectamente con el clásico palio de la Hermandad. En el centro del manto, va bordado el escudo aguileño de la corporación. Debido al retraso en las cofradías que la precedían en Carrera oficial, la del Museo retrasó en media hora su salida, llevándola a cabo desde las 7,30. Téngase en cuenta que antes de las diez debía haber salido ya de la Catedral su único paso, por dar comienzo a esa hora el Miserere.

La madrugá fue la única jornada de la semana mayor que no se vio afectada este año en su programa por la celebración del Santo Entierro Magno. Los horarios fueros los mismos de años anteriores, debiendo estar la última cofradía fuera de la Catedral antes de 6 de la mañana. En el cortejo de nazarenos de El Silencio, se aprecia que este año es nuevo el Simpecado, realizado con varales antiguos del palio y algunos bordados. En el paso del Señor de la Sentencia eran novedad los respiraderos que ha tallado José García Roldán. Tan solo dos años después de haber cambiado la indumentaria de sus nazarenos, Los Gitanos vuelven a modificar sus hábitos: en esta ocasión los nazarenos llevan túnicas blancas de cola y antifaces negros.
Pese a todas esas innovaciones, durante aquella noche apenas se hablo de oto tema que los incidentes acaecidos el año anterior en la salida de la Catedral del paso del Señor del Gran Poder. Por ese motivo la imagen del Señor fue rodeada durante toda la carrera oficial por un cordón de guardias de seguridad que impedían que el público se acercase a la imagen. A pesar de lo sucedido el año anterior, la afluencia de público no menguó ni por el contrario la nómina de nazarenos de la de San Lorenzo, que llevaba doscientos más. Detrás de esta del Gran Poder, pasó la cofradía de la Macarena a quien cantó desde el Nuevo Casino la Niña de la Alfalfa. Aquella entrada en Campana fue tan memorable que el paso quedó más de una hora detenido en dicho lugar, para desesperación de los ascéticos nazarenos del Calvario, que esperaban su turno. Como curiosidad, anotemos que la prensa local llamaba no solo a la de San Antonio Abad, sino también a la cofradía del Cristo del Calvario, como "El Silencio", dando lugar a la natural confusión. Finalmente, fue entre las doce y la una del mediodía, cuando regresaban a sus templos las dos Esperanzas de la madrugá.
Este Viernes Santo, de un sol espléndido, fue acaparado exclusivamente por la procesión del Santo Entierro, que este año reunía a un total de 21 pasos: Triunfo de la Santa Cruz, Sagrada Cena, Oración en el Huerto, Prendimiento, Desprecio de Herodes, Columna y Azotes, Coronación de Espinas, Sentencia, Verónica, Tres Caídas de San Isidoro, Exaltación, Cristo de los Cálices de la Catedral (sobre las andas de Santa Justa y Rufina), Conversión del Buen Ladrón, Siete Palabras, Cachorro, Sagrada Lanzada, Quinta Angustia, Sagrada Mortaja, palio de Ntra. Sra. del Mayor Dolor en su Soledad (Carretería), paso de la Urna, paso del Duelo, y Soledad de San Lorenzo.
Hay que reseñar que las cofradías de: Cigarreras, Cachorro y Montserrat renunciaron a sacar este año sus dolorosas con tal de salir en la procesión Magna, al contrario que La Carretería, que dejó sin sacar el paso de Las Tres Necesidades, por estar realizando las nuevas andas, y haber vendido las antiguas a La Cena.
Otra novedad fue la salida del Cristo de la Clemencia, llamado de Los Cálices desde la Catedral, pues dicha imagen, obra de Montañés no está concebida con fines procesionales. Salió sobre las andas del Cristo del Calvario, con un acompañamiento formado por nazarenos con túnicas negras de cola, sin escudo en el antifaz.
El recorrido de la procesión fue el siguiente: Campana, Sierpes, Plaza de la Constitución, Colón, Moret, Plaza del Cardenal Lluch, Catedral (Entrada por la puerta de Palos y salida por la de San Miguel), y de ahí algunos pasos siguen por Gran Capitán a la plaza de San Fernando, y otros por García de Vinuesa. En cierta porción de la primera de esas calles, se formó un tumulto poco antes de la procesión, al haberse abonado algunas sillas, aún conociendo que algunos pasos no pasarían por esa parte de la calle, exigiendo tales abonados que les fuera devuelto el dinero.
Poco después de las seis comenzó a desfilar con toda solemnidad la procesión, en la cual figuraba el capitán general de la región, D. Salvador Arizón, como representante del Rey.
El paso del Prendimiento no pudo incorporarse al cortejo, debido a un plante sufrido por los costaleros, que una vez en la capilla, exigieron mejoras salariales, terminando por dejar el paso cruzado en dicho lugar.
Por otro lado, no se trató de una tarde tranquila, pues se dieron numerosos incidentes, como una síncopa a una señora en la plaza de San Francisco, que originó sustos y carreras; el grito de "Fuego" de unos niños en la Catedral, y algún que otro robo de carteras en la Campana. Sin embargo, puntualmente, a eso de las doce se hallaban ya todos los pasos dentro de sus respectivos templos.

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